jueves, agosto 17

GRUPOS PARAMILITARES AVES AZULES

Ultraderecha entrena a sus soldados azules
Centenas de jóvenes “se preparan como si fueran a una guerra”, rezan y se van
Luis Guillermo Hernández
ENVIADO EN JALPA DE SERRA, QUERÉTARO
Aquí, en uno de los más empobrecidos municipios queretanos, en los últimos siete meses la gente ha contado entre nueve y once grupos distintos, con centenas de jóvenes todos, que “se entrenan unas semanas como si fueran a una guerra”, rezan y se van.Dicen que los jóvenes se internan algunos días en la Sierra Gorda, en la zona de las lagunas o rumbo a las Misiones, y que al regresar, si les preguntan, cuentan que van a “vigilar a los rojillos”, “estar pendientes de que no vayan a quitarnos lo que nos dan en el gobierno” y “defendernos de los zapatistas que andan por aquí”.Les llaman las “aves azules”, según el líder ejidatario José Hilario Jiménez —de 67 años serranos y simpatía perredista-zapatista—, porque “hay la creencia de que el mero patrón”, el gobernador Francisco Garrido, está financiándolos de alguna forma, pues centenares de esos muchachos han sido llevados hasta ahí en vehículos del gobierno estatal y de la Secretaría de Desarrollo Social.Los pobladores de este municipio metido en la Sierra Gorda juran que son del gobierno: por aquí se ha visto actuar a integrantes de una tal Milicia Zapatista de la Sierra Gorda, pero ninguno de ellos se parece a los muchachos “bien comidos, fuertes, algunos güeros”, que se aparecen por acá de cuando en cuando, procedentes de Jalisco, Guanajuato y el centro de Querétaro.Organizaciones prozapatistas de la zona, visitada por el subcomandante Marcos hace apenas unos meses en su “otra campaña”, dicen que toda la estructura de este movimiento, reconocido como “socio-político y enmarcado en el proyecto ave azul del gobierno panista para permanecer en el poder”, sale de la oficina de Alfredo Botello, el “ultraderechista” secretario de Gobierno estatal y consejero nacional del Partido Acción Nacional, pero los voceros del gobierno dicen “desconocer por completo el asunto”.Botello, junto con el muy retratado por estos lugares gobernador Garrido, son ampliamente reconocidos como parte de ese grupo que “existe sin existir” dentro del Partido Acción Nacional, denominado “Yunque”, y su historia en los grupos de choque ultraderechistas, apuntan, sí es larga.Algunos confunden a los muchachos con integrantes de los grupos del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario, porque utilizan también las instalaciones gubernamentales, como canchas deportivas, gimnasios públicos y auditorios, y hasta se les ha visto —según la encargada de la tienda Diconsa en San Antonio Tancoyol— en la camioneta del delegado de Sedesol en Querétaro, Gerardo Pérez Retana.En la Zona 22 Quinta Región Centro de esa organización civil, con sede en Querétaro capital, niegan haber realizado “adiestramientos o movilizaciones en esa zona”.“Quizá pudo haberse tratado de una visita a las Adjuntas (sitio turístico donde se unen los ríos Ayutla y Santa María, en esta región) o de una excursión o algo por el estilo, pero no tengo información”, dijo una mujer, quien se negó a proporcionar su nombre.Pero las cuentas que hace don José Hilario, quien además de vecino ha sido representante ejidal y regidor en este municipio, dan unos dos mil, dos mil 500 muchachos, entrenados entre enero y junio aquí, en grupos de 200 o 250 personas, en Agua Fría, en La Espadañuela, en el mismo Tancoyol, que está más alejado de Jalpan, pero es igual de pobre, como todo por aquí.Según la Organización Zapatista de la Sierra Gorda de Querétaro, el mismo movimiento de “jóvenes derechistas” se ha reportado en los municipios de Peñamiller, Landa de Matamoros y Pinal de Amoles, declarados todos como de muy alta marginación y enclavados en la sierralluviosa y de rica variedad maderera y mineral.Esos municipios, distantes no más de 250 kilómetros de la capital, están conectados entre sí por las carreteras que suben desde San Juan del Río hasta San Luis Potosí, y forman uno de los corredores de marginalidad y pobreza más críticos de la zona central del país.Por una casualidad, si es que la hay, los municipios donde se ha detectado este movimiento presumiblemente ultraderechista son también aquellos donde se construyó el más importante corredor de misiones franciscanas catequizadoras de todo el siglo XVIII en territorio de la entonces Nueva España.Milicia, rezo y política “Son chamacos del Pentatlón, les dan sus clases militares, sus clases de civismo, de cosas de religión, y se los llevan a la sierra para que aprendan”, dice en Tancoyol la representante Damiana Guadalupe, conocedora como pocas de la gente de por ahí, de sus costumbres, de sus quehaceres.Ante la duda de que pudiera tratarse de integrantes de las juventudes ultraderechistas, la mujer, asumida como militante del PRI desde su juventud, porque roza los 56 años, comenta: “antes de las votaciones sí vino gente de los apoyos a decir que si no votábamos por el Partido Acción Nacional nos iban a quitar los apoyos, ha de ser por eso, que están ahora haciendo esto”.Otros vecinos de la comunidad, ya muy cercana a San Luis Potosí, afirman haber escuchado de jóvenes ejercitándose en tareas de ataque cuerpo a cuerpo, reacción inmediata y acción paramilitar, pero que en ningún momento se escuchó el accionar de armas de fuego, ni de granadas.“Nomás vienen en las camionetas, pasan por aquí y en la noche vuelven a pasar”, dice Eligio Ríos, del poblado de Tilaco, quien comenta que algunos muchachos de la región, principalmente entre los beneficiarios de los programas sociales de superación de la pobreza, han sido invitados a colaborar con las brigadas, pero que la mayoría prefiere irse a Estados Unidos a trabajar.— ¿Sabe por qué les llaman “aves azules”?“No sabía que les decían así, fíjese, yo nomás escucho que cuentan que están entrenando chamacos, que los traen a tirar granadas, pero no son soldados, son del gobierno, eso dicen”,comenta el hombre, dedicado a la siembra de plantas para ornato.En junio pasado —reportaron los medios locales—, grupos de juventudes cristianas utilizaron las canchas deportivas construidas por el gobierno municipal de Escobedo, de extracción panista, para hacer una especie de demostración de habilidades y también realizaron una homilía en la iglesia de esa población. En su mayoría, dicen las notas, eran hombres.Según los integrantes de la organización pro-zapatista, durante su visita al lugar la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue informada de los “movimientos extraños” en las poblaciones.En ningún momento, según los discursos públicos del subcomandante Marcos consultables en Internet, el líder guerrillero hizo alusión al asunto.Según don José Hilario, “la cosa se está moviendo mucho por acá, y la gente empieza a tener miedo, no nomás con estos chamacos”.De que sean panistas, efectivamente juventudes panistas o de ultraderecha, “no doy, ni quito”, dice, “pero de que están güeros, están güeros”.
Los reclutan con la cantaleta de: -”Para que no vayan a quitarnos lo que nos dan en el gobierno”.

LA ORGANIZACION POPULAR

LA ORGANIZACIÓN POPULAR.
REFORMA.
Lorenzo Meyer.
Los ríos subterráneos.La batalla electoral pone a las capas populares a organizarse políticamentepara influir en la agenda nacional. Si el movimiento de López Obrador no sedescarrila, podría ser un peligro para la derecha.Un momento raro.No son frecuentes los tiempos en que las clases subordinadas, o al menos unaparte significativa de ellas, se muestren capaces de intentar una actividadpolítica de largo plazo por su cuenta y riesgo. Posiblemente lo mássignificativo de la elección del pasado 2 de julio en México termine por ser-y ésta es una mera conjetura, una hipótesis de trabajo- no el resultadomismo de la votación, ni lo que haga o deje de hacer al respecto el aparatoinstitucional relacionado con ese tema, sino que el proceso se hayaconvertido, sin que nadie realmente lo previera, en el detonador de unmovimiento social y político de naturaleza popular y masiva, que lo mismopuede resultar efímero que consolidarse y cambiar la naturaleza misma de lapolítica mexicana en los años por venir.Y es que ese movimiento, si finalmente se sostiene, puede empujar hacia lasuperficie a un viejo río de energía colectiva -hoy mezcla complicada de muyañejos resentimientos y reclamos de clase, de una recién adquiridaconciencia del potencial político de los siempre marginados más la vagaesperanza de un futuro mejor- que normalmente no se manifiesta pues correpor un cauce subterráneo, por concavidades producto de siglos de cultura dela subordinación, la explotación, la discriminación y la represión.La última vez que ese río emergió a la superficie política de México fuedurante el cardenismo. En cualquier caso, su correr por el exterior dejóhuella clara pero breve, pues el liderazgo autoritario del PRI lo volvió asu antiguo cauce en el subsuelo social y cultural mexicano.En 1994, en Chiapas, el neozapatismo intentó sacar a la luz del día ese ríosubterráneo pero finalmente no fue el caso. Inesperadamente, las eleccionesdel 2006 -la crisis postelectoral- parecieran tener el potencial de volver ala superficie lo que por muchos años ha estado escondido.En cualquier sociedad, la acción política normal pareciera ser, ygeneralmente lo es, un asunto que sólo concierne a las élites. Las más delas veces, las mayorías parecieran ser -y de hecho son- meros objetos defuerzas cuya naturaleza real esas mayorías ignoran.Incluso cuando la ciudadanía acude a las urnas, su capacidad para actuar enfunción de sus propios intereses es limitada pues las condiciones en quevota son moldeadas por las acciones e intereses de las minorías.Lo que está ocurriendo hoy en México no puede caracterizarse como "políticanormal". Un sector de las capas populares que, sin ser mayoría, es muynumeroso, se ha politizado muy rápidamente, se resiste a volver a lasmárgenes del sistema de poder y está desafiando, pacífica peroconsistentemente, un orden que todos los indicadores disponibles dedistribución del ingreso, de desarrollo humano y el propio sentido común,muestran que redunda en un beneficio exagerado e ilegítimo de los pocos endetrimento de los muchos.El momento del quiebre.Es posible que la energía política de las otrora llamadas "clasespeligrosas" y hoy "populares", no hubiera emergido a la superficie si lacampaña electoral se hubiera conducido de una forma menos dura y parcial.Claro que sin esa parcialidad, es posible que el 2 de julio la derecha nisiquiera hubiera tenido la pequeña ventaja de medio por ciento quefinalmente alega haber tenido.La campaña electoral real duró años y nunca se llevó a cabo en condicionesde equidad. Se desarrolló en un terreno donde el Presidente y otros actoresimpidieron el "juego limpio".Para empezar, en el 2003, las dos fuerzas dominantes en el Congreso federal-el PRI y el PAN- decidieron dar forma a una directiva del Instituto FederalElectoral (IFE) "a modo". En efecto, de los nueve consejeros encargados dedirigir a la institución, cuatro lo fueron a propuesta del PAN y cinco delPRI, incluido el consejero presidente.Poco importó a los diseñadores de ese consejo -entre ellos y notablemente,Elba Esther Gordillo- la marginación del PRD de ese proceso, tampoco importóque la experiencia en materia electoral de algunos consejeros fuera nula,que su cercanía con las cúpulas de los partidos que les propusieron fueramucha e, incluso, que uno de ellos simplemente no tuviera el gradouniversitario exigido por la ley.Pero más que la naturaleza de la directiva de la institución electoral, fuela naturaleza de la acción de la Presidencia de la República, la que hizodel terreno electoral del 2006 un campo impropio para una lucha cívica dondepudiera prevalecer el espíritu de tolerancia, de respeto por el otro y denegociación.El primer paso fue echar a andar, desde "Los Pinos", el insensato proyectode hacer de la esposa del Presidente la candidata presidencial "natural". Laidea de una Eva Perón mexicana requería eliminar al único rival desdeentonces muy peligroso: el jefe de Gobierno del Distrito Federal, AndrésManuel López Obrador (AMLO).Fue así que la Presidencia puso en marcha, con el apoyo de los dos mismospartidos que habían dado forma a un IFE bajo sospecha, un plan que debíaconcluir en la neutralización de la candidatura de AMLO vía su desafueropor, supuestamente, no haber cumplido con la orden de un juez para detener atiempo la apertura de una calle en la capital.La resistencia popular a este empeño por decidir la elección antes de llegara las urnas fue el anticipo del actual movimiento social.El broche de oro.En una reunión académica posterior al 2 de julio, un panista explicó que supartido había decidido usar la campaña electoral para subrayar susdiferencias con la izquierda. Ahora bien, según él, una vez terminada lacampaña -y asegurado la victoria- todo debía dar un giro de 180 grados,dejar de lado las diferencias y buscar puntos de acuerdo y retornar a lanormalidad.En la realidad, la estrategia panista de "subrayar diferencias" significóelaborar una campaña de medios para crear una atmósfera de miedo ydescalificar a la izquierda sustentando un diagnóstico falso pero eficaz:AMLO era, ni más ni menos, que el equivalente mexicano de Hugo Chávez, elpresidente de Venezuela, para concluir que por eso era un "peligro paraMéxico".Esa decisión del PAN cercenó, implícitamente, a casi 15 millones demexicanos del "proyecto nacional panista".El evidente esfuerzo de la derecha, llevado a cabo desde dentro y fuera delgobierno, por cerrar la posibilidad de una alternancia derecha-izquierda quepor un buen tiempo prefiguraron las encuestas, ha terminado por llevar a esaizquierda a recelar del camino electoral y a empujarla a organizarse ya noen función de las urnas, sino de una confrontación abierta, sistemática,permanente, con la derecha.Así, la supuesta conclusión de un "proceso electoral ejemplar" hadesembocado en una izquierda con base social pero recelosa del entramadoinstitucional y que prefiere apostar por la movilización social como elmejor camino para hacer realidad el programa delineado por AMLO el domingo13 de agosto: combate a la pobreza, a la "monstruosa" desigualdad, a lacorrupción, a la forma en que se ha usado a los medios y las institucionesy, finalmente, impedir la privatización de los recursos nacionales (petróleoy electricidad).El futuro.En nuestra recién nacida democracia política, se suponía que las masas sólointervendrían en política cuando el calendario electoral lo autorizara. Encontraste, la derecha, podía seguir haciéndolo de manera cotidiana vía elcontrol del gobierno, el manejo del mensaje que dan los grandes medios deinformación, la acción de los cabilderos profesionales, de las cámarasempresariales, etcétera.Si el proyecto encabezado por AMLO no se descarrila, la energía de las"clases perdedoras" que la frustración electoral ha impulsado hacia laorganización y la acción política, podría dejar de ser el río subterráneoque hasta hoy ha sido y empezar a influir cuando y donde se considereapropiado, en la conformación de la agenda nacional, sin estar yarestringida sólo al tiempo de las urnas.Este movimiento, si bien no es un "peligro para México", sí podría serlopara el México de la derecha.En fin, posiblemente el PAN supuso que el tiempo de los "contrastes" durosabarcaría sólo el tiempo de la campañas. Sin embargo, la izquierda estáaprendiendo de sus adversarios y ha diseñando su propia política de"contraste" duro, con la diferencia de que esta vez se trataría de uncontraste permanente.En fin, la izquierda puede llegar a tener masas entusiasmadas con la idea dellevar la democracia del plano meramente electoral -la "República simulada"-al social, situación que no se había dado desde ese lejano tiempo en quenació el PAN, justo como reacción a la política de masas del cardenismo.

LA ORGANIZACION POPULAR

LA ORGANIZACIÓN POPULAR.
REFORMA.
Lorenzo Meyer.
Los ríos subterráneos.La batalla electoral pone a las capas populares a organizarse políticamentepara influir en la agenda nacional. Si el movimiento de López Obrador no sedescarrila, podría ser un peligro para la derecha.Un momento raro.No son frecuentes los tiempos en que las clases subordinadas, o al menos unaparte significativa de ellas, se muestren capaces de intentar una actividadpolítica de largo plazo por su cuenta y riesgo. Posiblemente lo mássignificativo de la elección del pasado 2 de julio en México termine por ser-y ésta es una mera conjetura, una hipótesis de trabajo- no el resultadomismo de la votación, ni lo que haga o deje de hacer al respecto el aparatoinstitucional relacionado con ese tema, sino que el proceso se hayaconvertido, sin que nadie realmente lo previera, en el detonador de unmovimiento social y político de naturaleza popular y masiva, que lo mismopuede resultar efímero que consolidarse y cambiar la naturaleza misma de lapolítica mexicana en los años por venir.Y es que ese movimiento, si finalmente se sostiene, puede empujar hacia lasuperficie a un viejo río de energía colectiva -hoy mezcla complicada de muyañejos resentimientos y reclamos de clase, de una recién adquiridaconciencia del potencial político de los siempre marginados más la vagaesperanza de un futuro mejor- que normalmente no se manifiesta pues correpor un cauce subterráneo, por concavidades producto de siglos de cultura dela subordinación, la explotación, la discriminación y la represión.La última vez que ese río emergió a la superficie política de México fuedurante el cardenismo. En cualquier caso, su correr por el exterior dejóhuella clara pero breve, pues el liderazgo autoritario del PRI lo volvió asu antiguo cauce en el subsuelo social y cultural mexicano.En 1994, en Chiapas, el neozapatismo intentó sacar a la luz del día ese ríosubterráneo pero finalmente no fue el caso. Inesperadamente, las eleccionesdel 2006 -la crisis postelectoral- parecieran tener el potencial de volver ala superficie lo que por muchos años ha estado escondido.En cualquier sociedad, la acción política normal pareciera ser, ygeneralmente lo es, un asunto que sólo concierne a las élites. Las más delas veces, las mayorías parecieran ser -y de hecho son- meros objetos defuerzas cuya naturaleza real esas mayorías ignoran.Incluso cuando la ciudadanía acude a las urnas, su capacidad para actuar enfunción de sus propios intereses es limitada pues las condiciones en quevota son moldeadas por las acciones e intereses de las minorías.Lo que está ocurriendo hoy en México no puede caracterizarse como "políticanormal". Un sector de las capas populares que, sin ser mayoría, es muynumeroso, se ha politizado muy rápidamente, se resiste a volver a lasmárgenes del sistema de poder y está desafiando, pacífica peroconsistentemente, un orden que todos los indicadores disponibles dedistribución del ingreso, de desarrollo humano y el propio sentido común,muestran que redunda en un beneficio exagerado e ilegítimo de los pocos endetrimento de los muchos.El momento del quiebre.Es posible que la energía política de las otrora llamadas "clasespeligrosas" y hoy "populares", no hubiera emergido a la superficie si lacampaña electoral se hubiera conducido de una forma menos dura y parcial.Claro que sin esa parcialidad, es posible que el 2 de julio la derecha nisiquiera hubiera tenido la pequeña ventaja de medio por ciento quefinalmente alega haber tenido.La campaña electoral real duró años y nunca se llevó a cabo en condicionesde equidad. Se desarrolló en un terreno donde el Presidente y otros actoresimpidieron el "juego limpio".Para empezar, en el 2003, las dos fuerzas dominantes en el Congreso federal-el PRI y el PAN- decidieron dar forma a una directiva del Instituto FederalElectoral (IFE) "a modo". En efecto, de los nueve consejeros encargados dedirigir a la institución, cuatro lo fueron a propuesta del PAN y cinco delPRI, incluido el consejero presidente.Poco importó a los diseñadores de ese consejo -entre ellos y notablemente,Elba Esther Gordillo- la marginación del PRD de ese proceso, tampoco importóque la experiencia en materia electoral de algunos consejeros fuera nula,que su cercanía con las cúpulas de los partidos que les propusieron fueramucha e, incluso, que uno de ellos simplemente no tuviera el gradouniversitario exigido por la ley.Pero más que la naturaleza de la directiva de la institución electoral, fuela naturaleza de la acción de la Presidencia de la República, la que hizodel terreno electoral del 2006 un campo impropio para una lucha cívica dondepudiera prevalecer el espíritu de tolerancia, de respeto por el otro y denegociación.El primer paso fue echar a andar, desde "Los Pinos", el insensato proyectode hacer de la esposa del Presidente la candidata presidencial "natural". Laidea de una Eva Perón mexicana requería eliminar al único rival desdeentonces muy peligroso: el jefe de Gobierno del Distrito Federal, AndrésManuel López Obrador (AMLO).Fue así que la Presidencia puso en marcha, con el apoyo de los dos mismospartidos que habían dado forma a un IFE bajo sospecha, un plan que debíaconcluir en la neutralización de la candidatura de AMLO vía su desafueropor, supuestamente, no haber cumplido con la orden de un juez para detener atiempo la apertura de una calle en la capital.La resistencia popular a este empeño por decidir la elección antes de llegara las urnas fue el anticipo del actual movimiento social.El broche de oro.En una reunión académica posterior al 2 de julio, un panista explicó que supartido había decidido usar la campaña electoral para subrayar susdiferencias con la izquierda. Ahora bien, según él, una vez terminada lacampaña -y asegurado la victoria- todo debía dar un giro de 180 grados,dejar de lado las diferencias y buscar puntos de acuerdo y retornar a lanormalidad.En la realidad, la estrategia panista de "subrayar diferencias" significóelaborar una campaña de medios para crear una atmósfera de miedo ydescalificar a la izquierda sustentando un diagnóstico falso pero eficaz:AMLO era, ni más ni menos, que el equivalente mexicano de Hugo Chávez, elpresidente de Venezuela, para concluir que por eso era un "peligro paraMéxico".Esa decisión del PAN cercenó, implícitamente, a casi 15 millones demexicanos del "proyecto nacional panista".El evidente esfuerzo de la derecha, llevado a cabo desde dentro y fuera delgobierno, por cerrar la posibilidad de una alternancia derecha-izquierda quepor un buen tiempo prefiguraron las encuestas, ha terminado por llevar a esaizquierda a recelar del camino electoral y a empujarla a organizarse ya noen función de las urnas, sino de una confrontación abierta, sistemática,permanente, con la derecha.Así, la supuesta conclusión de un "proceso electoral ejemplar" hadesembocado en una izquierda con base social pero recelosa del entramadoinstitucional y que prefiere apostar por la movilización social como elmejor camino para hacer realidad el programa delineado por AMLO el domingo13 de agosto: combate a la pobreza, a la "monstruosa" desigualdad, a lacorrupción, a la forma en que se ha usado a los medios y las institucionesy, finalmente, impedir la privatización de los recursos nacionales (petróleoy electricidad).El futuro.En nuestra recién nacida democracia política, se suponía que las masas sólointervendrían en política cuando el calendario electoral lo autorizara. Encontraste, la derecha, podía seguir haciéndolo de manera cotidiana vía elcontrol del gobierno, el manejo del mensaje que dan los grandes medios deinformación, la acción de los cabilderos profesionales, de las cámarasempresariales, etcétera.Si el proyecto encabezado por AMLO no se descarrila, la energía de las"clases perdedoras" que la frustración electoral ha impulsado hacia laorganización y la acción política, podría dejar de ser el río subterráneoque hasta hoy ha sido y empezar a influir cuando y donde se considereapropiado, en la conformación de la agenda nacional, sin estar yarestringida sólo al tiempo de las urnas.Este movimiento, si bien no es un "peligro para México", sí podría serlopara el México de la derecha.En fin, posiblemente el PAN supuso que el tiempo de los "contrastes" durosabarcaría sólo el tiempo de la campañas. Sin embargo, la izquierda estáaprendiendo de sus adversarios y ha diseñando su propia política de"contraste" duro, con la diferencia de que esta vez se trataría de uncontraste permanente.En fin, la izquierda puede llegar a tener masas entusiasmadas con la idea dellevar la democracia del plano meramente electoral -la "República simulada"-al social, situación que no se había dado desde ese lejano tiempo en quenació el PAN, justo como reacción a la política de masas del cardenismo.

CARTA A LOS PANISTAS HONESTOS


CARTA A LOS SIMPATIZANTES HONESTOS DEL PARTIDO ACCION NACIONAL
A ustedes que saben que su partido ha dado importantes luchas en contra del autoritarismo del PRI, y que quizá hasta han participado en algunas de ellas, queremos proponerles un ejercicio de reflexión ética a partir de algunas breves consideraciones. Supongamos que en las elecciones del año 2000 el triunfador no fue Fox sino, digamos, el candidato del PRI, Francisco Labastida.En esta suposición, distinguido simpatizante o militante panista, durante la reciente campaña electoral Felipe Calderón sería entonces candidato de la oposición y no el candidato oficial, o sea el del partido en el gobierno.¿Cuál sería tu reacción al enterarte que el presidente Labastida empleó mil 709 millones de pesos de nuestros impuestos en 470 mil 457 espots a favor del candidato del PRI? Y ¿qué pensarías si el mismo Labastida hubiera dedicado buena parte de sus declaraciones para favorecerlo? ¿Te irritaría?Y por otra parte, ¿qué pensarías en el caso de que el candidato priísta hubiera organizado una intensa campaña en los medios para señalar al candidato Calderón como un peligro para México? ¿Te molestaría?
¿Qué tal si el candidato priísta hubiera maniobrado a favor de los grandes grupos televisivospara que obtuvieran cuantiosos beneficios a costa del pueblo? ¿Lo apoyarías?En tu concepción, ¿hubiera sido parte de la normalidad democrática el hecho de que la célebre maestra Elba Ester Gordillo, aliada del hipotético presidente Labastida hubiera maniobrado para dejar a tu partido sin representación en el IFE, y sólo la tuvieran los demás partidos a través desimpatizantes? ¿Y que tal si además el presidente Labastida hubiera otorgado en los meses previos a las elecciones, bajo el rubro de apoyo al magisterio, la cantidad de 900 millones de pesos a la muy “democrática” maestra conocida ampliamente por sus actos de corrupción?¿Y que tal si existieran contradicciones en el recuento de los votos, e indicios de que el IFE favoreció al candidato oficial, y que Felipe Calderón perdió por sólo 0.58 por ciento de los votos? ¿te indignarías?
Tras todos estos elementos, ¿podrías sinceramente pensar que perdió en buena lid? ¿crees que en ese caso sería justo y correcto demandar un recuento de todos los votos?¿Te parecería adecuado entonces que Calderón encabezara movilizaciones, como las que antes hizo el mismo PAN en Chihuahua, en Yucatán y en otros lugares, para pedir que se limpiaran la elecciones?¿Pensarías entonces que las instituciones deben estar por encima del derecho de los votantes a conocer el resultado preciso de las elecciones?¿Sinceramente, le pedirías a Felipe Calderón que se fuera tranquilamente a su casa a esperar la próxima oportunidad, aún a costa de que muy posiblemente el candidato oficial se encumbrara de forma ilegítima y fraudulenta?Muy probablemente te rebelarías, aún cuando fueras muy respetuoso de las instituciones. ¿No te parece que cuando se llena la boca con la defensa de las instituciones y se niega al conteo de votos Calderón se está portando ahora de la misma manera que, en su momento, se portaba el PRI cuando operaba como partido oficial?Piénsalo detenidamente en tus adentros. México necesita de un gobierno legítimo que represente realmente los intereses de la mayoría y no esté entregado a los grandes poderes económicos.¿No te parece al menos un poquito sospechoso el hecho de que ahora los mismos grandes grupos económicos, los mismos medios de comunicación que apoyaban antes al PRI ahora apoyen al PAN y traten de que a toda costa se mantenga en el gobierno?¿Y que tal si una buena parte de los candidatos de tu partido está cumpliendo ahora la misma función que antes cumplían los priístas en la acción de someter a la sociedad para beneficio de unos cuantos?
Quiero informarte que todo lo que aquí le atribuimos al supuesto presidente Labastida son acciones que realizó el presidente Fox para favorecer a Felipe Calderón.Además, ¿Podrías considerar como correcto lo que antes parecía para todos los panistas incorrecto y censurable, sólo porque quien lo realiza ahora es un presidente emergido de las filas del mismo PAN?
¿Crees que los grandes empresarios entregan su dinero (que es para ellos lo más preciado, si no es que lo único importante en la vida) a cambio de nada? ¿Crees en verdad que se organizan y pagan publicidad por un candidato que no les vaya a entregar importantísimos beneficios, muchos probablemente al margen de la ley?
Sabemos que la mayoría de los mexicanos entregan su confianza a los partidos y a los candidatos con sinceridad y con el deseo de que mejoren al país, y de ninguna manera quieren ser cómplices de acciones en contra de la patria. Seguramente eres uno de ellos. Si es el caso, harías bien en tratar de responderte sinceramente estas interrogantes. En investigar con acuciosidad sobre los intereses que defienden tus candidatos, a quienes das confianza y otorgas tu voto.Y harías bien en exigir que hubiera absoluta certidumbre en los resultados de las elecciones. De lo contrario, continuaremos amaneciéndonos con noticias sobre la venta de las riquezas del país, el aumento de la corrupción, la expansión del narcotráfico, el aumento de las ganancias de los grandes capitales y el empobrecimiento del pueblo. ¿o no ha sido esa la historia de este sexenio?

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