jueves, septiembre 6

RECORDANDO A LAS HERMANAS MARIBAL, HEROINAS DE REPUBLICA DOMINICANA

Heroínas de la lucha antitrujillista. Nacieron en Ojo de Agua, en Salcedo. La primera en nacer fue Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924, la segunda fue bautizada con los nombres de María Argentina Minerva, nació el 13 de marzo de 1926, y la tercera, Antonia María Teresa, vino al mundo el 15 de octubre de 1935.

Realizaron sus primeros estudios en Ojo de Agua. Más tarde, en 1938, Patria, Minerva y otra hermana suya que aún vive, Bélgica Adela, alias Dedé (2 de marzo de 1925) fueron enviadas a estudiar al colegio Inmaculada Concepción, en La Vega. María Teresa permaneció en el hogar por cuestiones de edad: apenas tenía tres años.

Minerva disfrutaba de la literatura y poesía y se ejercitaba en la pintura. Todas las hijas del matrimonio Mirabal Reyes, eran hermosas, pero la belleza de Minerva fue legendaria.

En junio de 1949, Minerva y sus padres asistieron a una fiesta ofrecida en Santiago en el Palacio de la Gobernación en honor al dictador Trujillo Habían sido invitados por las máximas autoridades de su provincia. Este suceso marca el inicio del rumbo trágico de la familia: Trujillo conoció a Minerva Mirabal y se sintió atraído por su belleza.

Ya en ese momento Minerva había conocido al joven dirigente comunista Pericles Franco, uno de los fundadores del Partido Socialista Popular, quien había estado en la cárcel varias veces, y con quien estableció amistad tan íntima, que mucho sospechaban que sostenían relaciones románticas.

A los pocos días después que Trujillo fijó sus ojos en Minerva, de nuevo la familia Mirabal recibió, a mediados de agosto, otra invitación del gobierno, esta vez para que asistieran a la fiesta de inauguración del Hotel Montaña, en Jarabacoa. En esa oportunidad el dictador y su hijo Ramfis bailaron con Minerva. Trujillo aprovechó la ocasión para demostrar con galanterías su atracción hacia ella, conducta que no fue del agrado de la joven y por tal motivo dejó de bailar.

El 12 de octubre de ese mismo año, día del descubrimiento de América, con el supuesto propósito de homenajear a la sociedad de la provincia Espaillat, Trujillo organizó una nueva fiesta a la que invitó a la familia Mirabal, la cual fue efectuada en “Villa Borinquen”, lugar de descanso del tirano situado en las cercanías de San Cristóbal. La invitación la llevaron personalmente a la residencia de la familia de la heroína, el Gobernador de Moca, Antonio De La Maza y el Senador de la provincia, Juan B. Rojas, clara señal del notable interés que tenía Trujillo de encontrarse de nuevo con Minerva.

Cuando esta tercera invitación fue recibida por la familia Mirabal, su madre se opuso a que Minerva asistiera a la fiesta, pero luego de examinar las implicaciones políticas que tendría tal negativa, decidieron enviar a la misma a una representación integrada por el padre, y además Patria, Minerva, y Dede, los respectivos esposos de la primera y la tercera, Pedro González y Jaime Fernández.

En esta oportunidad el tirano dominicano tan pronto llegó al lugar, reinició con mayor brio su intento de atraer a la joven Mirabal. Bailó en varias oportunidades con ella, conversó largamente en medio del salón con la pretendida y de nuevo fue rechazado.

Según su biógrafo William Galván, la inteligente y bella muchacha no sólo desairó a Trujillo, sino que solicitó al dictador que “dejara tranquilo a ese joven tan inteligente y preparado que era Pericles Franco”, solicitud que molestó profundamente al dictador.

Y lo que fue peor: después de enterarse la familia de la conversación entre Trujillo y Minerva, todos llenos de temores, sin avisar previamente, se retiraron de la fiesta, desatando la cólera del dictador que vio en esa actitud una irreverencia hacia su persona.

Apenas pocos días después de la fiesta, Enrique Mirabal, quien incluso por “consejos” del gobernador de Moca había enviado un telegrama al tirano excusándose del retiro de su familia del acto por “motivos de salud”, fue detenido y conducido a la cárcel. Poco más tarde, su hija, Minerva también fue apresada con sus amigas: Enma Rodríguez, Violeta Martínez y Brunilda Soñé. Todas las prisioneras fueron investigadas sobre las supuestas relaciones de Minerva con miembros del Partido Socialista Popular, y particularmente, con el dirigente comunista Pericles Franco. Estuvieron en prisión varias semanas.

Pero a partir de este momento Trujillo en persona y el gobernador de Moca eran informados permanentemente sobre todas las actividades de la familia Mirabal. El padre fue sometido a graves humillaciones y a otras varias prisiones que terminaron enfermándole; murió el 14 de diciembre de 1953.

En 1954, encontrándose de vacaciones en Jarabacoa, Minerva conoció allí a Manuel Aurelio Tavares Justo (alias Manolo), también estudiante de derecho, con quien estableció relaciones que la llevarían al matrimonio en noviembre del año siguiente. Al igual que Minerva, Manolo Tavares tenía una elevada sensibilidad por los problemas sociales y políticos y ya para ese momento, aunque secretamente, era un fervoroso opositor al régimen de Trujillo.

El mismo año que conoció a Manolo, su hermana María Teresa, se inscribió en la misma universidad dondealcanzó el grado de técnica en Agrimensura. Durante ese período ambas hermanas vivieron juntas en una pensión de la ciudad capital. Poco después María Teresa conocería a Leandro Guzmán, con quien contrajo matrimonio.

Los últimos años de la década de los cincuenta fueron de inquietud social en toda América Latina. La caída del dictador colombiano Rojas Pinalla, más tarde, la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba del dictador Batista levantaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente.

La República Dominicana no escapó a esa realidad. En enero de 1959 en una reunión familiar efectuada en la residencia de Guido D’Alessandro, sobrino de Manolo, donde se encontraban Minerva, Manolo, María Teresa, Leandro Guzmán y otras personas se pasó revista a la situación política del Caribe, y Minerva examinó por primera vez la posibilidad de organizar un movimiento para derrocar a Trujillo. Sus ideas tuvieron eco en todos los asistentes y fue acordado ese día iniciar los contactos con amigos y relacionados en todo el país.

El 10 de enero de 1960, un nuevo movimiento político antitrujillista con el nombre 14 de junio -en honor a la expedición armada procedente de Cuba aplastada por Trujillo- tuvo su asamblea constitutiva clandestinamente. A ésta asistieron delegados de todo el país. Solamente había dos mujeres, Minerva y Dulce María Tejada Gómez.

Pero a los pocos días de la exitosa Asamblea, un delator entregó al gobierno los nombres de los principales conjurados. La acción de los agentes represivos fue inmediata. El primero en ser detenido fue Manolo Tavares, a mediados de enero. Días más tardes, Minerva, luego su hermana María Teresa, y su esposo Leandro Guzmán. Al final de ese mismo mes, más de un centenar de miembros del 14 de junio habían caído presos. Todos pasaron por la cárcel de la cuarenta donde fueron sometidos a increíbles torturas. Muchos perdieron la vida.

Es importante apuntar que la prisión de tantas personas, en su mayoría muy jóvenes y procedentes de la clase media alta, algunos cuyos padres tenían vínculos muy estrechos con el tirano, creó un clima de tensión nacional sumamente adverso al gobierno. Y a ello se agregó la denuncia hecha por la iglesia católica por medio de una carta pastoral condenando la acción.

Esta situación obligó a Trujillo a poner en libertad a las mujeres detenidas, el 7 de febrero de 1960, y al mes siguiente y subsiguiente, a decenas de jóvenes varones presos por simples sospechas. Sin embargo, el Dr. Tavares Justo, Leandro Guzmán, Pedro González, y los demás dirigentes de importancia del movimiento, quedaron detenidos.

Meses después, la dictadura tuvo una fase represiva general el 18 de mayo. Minerva y María Teresa fueron apresadas nuevamente y acusadas de “atentar contra la seguridad del Estado”. Esta vez fueron condenadas a cinco años de prisión.

En agosto de 1960, la Organización de Estados Americanos (OEA) en reunión de Cancilleres efectuada en San José de Costa Rica, condenó al gobierno dominicano con sanciones económicas por encontrar a Trujillo culpable de ordenar un atentado contra la vida del Presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt. También acordó que una comisión de esa entidad internacional visitase la República Dominicana para que rindiera un informe sobre la situación del país. En el marco de esta circunstancia fueron liberadas “bajo palabra” las hermanas Mirabal y otras mujeres detenidas.

En octubre el Dr. Manolo Tavares,esposo de Minerva,y Leandro Guzmán fueron trasladados a la cárcel de Salcedo, y varias semanas después, en noviembre, fueron enviados a la de Puerto Plata. Minerva y María Teresa los visitaron allí, a pesar de que habían recibido informaciones de que se preparaba un “accidente” contra las Mirabal. El 25 de noviembre, Minerva y María Teresa, partieron de nuevo hacia Puerto Plata. Les acompañó también Patria, esposa de Pedro González, quien estaba preso en La Victoria. Para tal ocasión contrataron un jeep, un vehículo fuerte, pues la carretera elegida, era difícil, y además, se encontraba en mal estado. Le acompañaba como chofer, Rufino de la Cruz Disla.

En la visita que hicieron a Manolo y Leandro, las hermanas Mirabal comentaron a sus maridos los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un “accidente”, término usado por Trujillo cuando ordenaba la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen. El informe preocupó enormemente a los dirigentes del 14 de junio, y Manolo sugirió que cesaran los viajes, y que se mudaran a Puerto Plata, para evitar transitar por carretera.

La recomendación llegó tarde. La orden de asesinar a las hermanas Mirabal ya se había dado, y en Puerto Plata se encontraban ya los ejecutores: Ciríaco de la Rosa, Ramón Emilio Rojas Lora, Alfonso Cruz Valerio, y Emilio Estraba Malleta, todos miembros de Servicio de Inteligencia Militar. El último, de origen cubano, había prestado esos mismos servicios a la dictadura de Fulgencio Batista.

Cuando las hermanas Mirabal abandonaban Puerto Plata rumbo a su hogar, fueron detenidas por un vehículo que interceptó el jeep en que viajaban. Las llevaron a empujones al carro de los asesinos, luego las llevaron a un lugar en la carretera que bordeaba un precipicio, y allí fueron muertas brutalmente asesinadas a garrotazos y despues de poner los cadáveres en el jeep, lo empujaron hacia el abismo.

He aquí la descripción del asesinato por uno de sus autores:

Después de apresarlas —narra Ciríaco de la Rosa— las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas. Ordené a Pérez Terrero que permaneciera en la carretera a ver si se acercaba algún vehículo o alguien que pudiera enterarse del caso. Esa es la verdad del caso. Yo no quiero engañar a la justicia ni al pueblo. Traté de evitar el desastre, pero no pude, porque de lo contrario, nos hubieran liquidado a todos”.

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